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Asertividad: Saber rechazar peticiones

Contenido de este artículo

¿Qué es la asertividad? Seguramente, en más de una ocasión, os habréis visto en la coyuntura de querer decir que no a determinadas propuestas que no deseáis llevar a cabo, pero que cuando llega el momento de responder, os resulta casi imposible articular la palabra «no».

Motivos culturales

En parte, esto puede tener relación con nuestra cultura, pues rechazar cualquier petición o sugerencia que nos hacen, siempre se ha visto como algo negativo. Concebimos erróneamente que negarse a aceptar algo que no queremos o con lo que no estamos de acuerdo, nos hará malas personas. Decir que «no» nos suele provocar miedo al qué dirán y a ser rechazados, y estos miedos tienen su base en una serie de creencias irracionales que tenemos ante aquellas situaciones en las que nos vemos obligados a hacer determinadas cosas que no queremos hacer. Algunos ejemplos de creencias o pensamientos irracionales que podemos desarrollar en esas situaciones serían:

  • La necesidad de aprobación y el catastrofismo, el pensar en las consecuencias de manera irracional. Por ejemplo: “si no hago lo que me pide se enfadará. Si se enfada será horrible, me dejará de hablar. Si me deja de hablar lo pasaré fatal, será un gran problema, etc.”
  • La racionalización o minimización de los deseos para evitar ser asertivos. Por ejemplo: “qué más da, no pasa nada. Me quedo más tranquilo, tampoco es para tanto, etc.”
  • El perfeccionismo y las exigencias. Expresado como: “no debo tener problemas. Cuando alguien te pide algo es mejor ceder para evitar conflictos. Hay que intentar estar bien con todo el mundo, etc.”
  • Las expectativas negativas: “no entenderá mi postura. No lo comprenderá por mucho que se lo explique. Es imposible llevarse bien si no accedo a sus deseos”.

Todas estas formas de pensar impiden que nos mostremos asertivos al rechazar peticiones. Solemos esconder nuestra incapacidad para decir «no» en excusas con las que justificamos nuestra negativa. Sin embargo, las excusas, entendidas como falsos argumentos, en lugar de las explicaciones, pueden jugarnos una mala pasada. Si la persona con la que estamos tratando es más hábil que nosotros, la excusa que hemos ideado podría convertirse en una encerrona.

Ser nosotros mismos

Si queremos ser nosotros mismos los que dirijamos el timón de nuestra vida, es importante aprender a decir que no. Establecer límites y no ceder a manipulaciones ni a chantajes emocionales supone tener el control de nuestra vida. Y para ello, es fundamental poner en práctica habilidades como la asertividad. Tenemos que tener en cuenta que la mayoría de las veces, cuando la gente de nuestro alrededor se comporta de manera abusiva con nosotros y nos manipula, es porque nosotros se lo permitimos. No debemos esperar que este tipo de personas se den cuenta de nuestros sentimientos, si no actuamos y esperamos a que nos tengan en cuenta, solo conseguiremos terminar siendo ignorados por completo.

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La asertividad es una habilidad comunicativa

La asertividad es una habilidad comunicativa que supone ser capaz de expresar nuestros deseos de una forma directa, concisa, amable y respetuosa. Se trata de saber defender nuestras necesidades sin ofender ni lastimar a nadie.

Estrategias de asertividad

Entonces, ¿cómo podríamos conseguir ser más asertivos a la hora de rechazar peticiones? A continuación, os explicamos brevemente algunas estrategias de comunicación que podríais poner en práctica a la hora de decir que no sin sentir miedo, culpa o angustia. Entre ellas, destacamos las siguientes:

  • Asertividad elemental. Se trata de decir que no de una manera clara, directa y sencilla, sin dar muchas explicaciones.

– “Te vienes al cine esta tarde?”.

– “No, gracias, tengo cosas que hacer esta tarde”.

  • Asertividad empática. En este caso, primero nos ponemos en el punto de vista del otro, ratificamos sus argumentos y el cómo se siente, y finalmente exponemos nuestro punto de vista.

– “Entiendo que estás muy agobiado y que vas mal de tiempo, pero no puedo ayudarte con el trabajo. Lo siento, pero yo también tengo cosas pendientes. Quizás puedas pedirle ayuda a otro compañero”.

  • Banco de niebla. Esta estrategia es útil cuando nos insisten demasiado. Se trata de dar una parte de razón al argumento de la otra persona, pero manteniéndonos firmes en nuestra postura.

– “Sabe que no puede rechazar una oferta así. No encontrará nada similar en el mercado. Además, solo hoy podrá disfrutar de nuestra promoción de descuento. ¿Lo tramitamos ahora verdad?”.

– “Si, entiendo que es una oferta buena, pero ahora no me interesa. Gracias”.

  • Técnica del sándwich. El esquema básico de esta técnica consiste en: refuerzo positivo (decir algo agradable), rechazar la petición, refuerzo positivo (decir algo agradable).

– “Gracias por la invitación, pero prefiero no salir, aunque te lo agradezco mucho”.

  • Aplazamiento asertivo. Esta estrategia es útil cuando nos sentimos superados por la situación y no podemos responder con claridad en ese momento. Lo mejor en este caso es posponer nuestra decisión hasta que nos sintamos cómodos para poder decidir con claridad.

– “Me cambias el turno mañana? ¿No te importa verdad? Otro día lo hago yo por ti”.

– “Ahora no podría confirmártelo. Déjame un par de horas para ver mi agenda y compromisos y ya te digo algo”.

  • Acuerdo asertivo. Esta estrategia es útil cuando tenemos miedo de que nuestra negativa pueda dar lugar a malas interpretaciones o cuando existe un intento de chantaje emocional. En este caso, exponemos nuestra decisión aclarando que ésta no tiene nada que ver con el hecho de ser buena o mala persona.

“Si te importase de verdad me acompañarías a la boda”.

– “No puedo acompañarte porque tengo trabajo pendiente. No tiene nada que ver con mi cariño hacia ti”.

  • Disco rayado. Se trata de mantenerse firme repitiendo una y otra vez nuestro punto de vista ante las insistencias del otro. Siempre en un tono tranquilo y respetuoso.

“De verdad no vas a venir al viaje?”.

– “Gracias por la invitación, pero este fin de semana tengo un compromiso. Otra vez será”.

– “Venga, anímate. Seguro que puedes aplazarlo. No seas aburrido/a”.

– “No soy aburrida/a, pero esta vez me resulta imposible ir”.

  • Procesar el cambio. Se trata de desplazar el foco de atención hacia lo que está ocurriendo.

“Llevas un buen rato insistiendo sobre lo mismo y no voy a cambiar mi decisión. Ya te dije que no iría. No sigamos dándole vueltas”.

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Aprendiendo a decir que no, aceptación de críticas, elaboración de críticas

A la hora de relacionarnos con los demás se pueden destacar diferentes tipos de conductas:

  • Conducta PASIVA: Es aquella en la que sentimos que se han transgredido de algún modo los propios derechos y no somos capaces de expresar abiertamente nuestros sentimientos, pensamientos u opiniones, o al expresarlos lo hacemos de una forma autoderrotista, con disculpas y con falta de confianza, de tal modo que los demás no nos suelen hacer caso. Es una falta de respeto hacia nuestras propias necesidades.
  • Conducta AGRESIVA: este tipo de conducta es la que nos lleva a defender los derechos personales y a expresar nuestros pensamientos, sentimientos y opiniones de una manera inapropiada, explosiva y transgrede en la mayoría de los casos los derechos de las otras personas. Se puede expresar de forma directa: incluyendo ofensas verbales, insultos, amenazas y comentarios humillantes. El componente no verbal puede incluir gestos hostiles o amenazantes como las miradas intensas e incluso los ataques físicos. Y también se puede dar de forma indirecta, que incluye comentarios sarcásticos y rencorosos, murmuraciones
    maliciosas. El objetivo habitual de la agresión es la dominación de las otras personas.
  • Conducta PASIVO- AGRESIVA: que incluiría las dos anteriores según en contexto y situación.
  • Conducta ASERTIVA: forma de comportamiento social que favorece que nuestras relaciones sean cordiales, pero sin por ello dejarnos llevar por la pasividad o dejarnos pisar por el otro. Saber expresar nuestras propias opiniones y creencias delante de los demás con corrección y aceptando también las de otros.

Es importante tener en cuenta, y trabajar a lo largo de este entrenamiento algunas de las creencias que favorecen estas conductas pasiva y agresiva:

Creencias que favorecen la conducta pasiva

  1. Comportarse de forma asertiva, intentando defender mis derechos e intereses personales, es negativo. Si me comporto de esta forma, las otras personas se sentirán molestas y dejarán de apreciarme y de considerarme su amigo/a.
  2. Yo no me merezco el respeto de….
  3. Yo no tengo derecho a pedirle ayuda a nadie ni a negarle mi ayuda a otra persona.
  4. Yo no tengo derecho a sentirme triste, enfadado, etc.
  5. No puedo equivocarme ni en mis comportamientos ni en mi opinión sobre algo.

Creencias que favorecen la conducta agresiva

  1. Solo yo tengo derecho a ser respetado….los demás no merecen mi respeto.
  2.  Sólo yo tengo derecho a pedir ayuda y los demás no pueden negarse. Solo yo
    puedo negarme a prestar mi ayuda a otros.
  3.  Sólo yo tengo derecho a sentirme triste, enfadado….y decirlo, cómo se sientan
    ellos/as es su problema, a mí no me importa absolutamente nada.
  4. Sólo yo puedo equivocarme.

Todos los seres humanos, por el mero hecho de serlo tienen derecho a :

  • Equivocarse alguna vez.
  • Hacer las cosas de forma imperfecta
  • No saber algo.
  • No entender algo.
  • Actuar de modo diferente a como los demás desearían que actuase.
    Pensar de manera propia y diferente.
  • Cambiar sus opiniones.
  • Aceptar y rechazar críticas o quejas.
  • Hacer peticiones.
  • Rechazar una petición.
  • Decidir la importancia que tienen las cosas.
  • Expresar sus sentimientos (estar alegre, triste, enfadado…).
  • Elogiar y recibir elogios.

Conductas asertivas a entrenar

Son un conjunto de técnicas que nos permiten realizar conductas asertivas cuando tenemos dificultad en que éstas nos salgan de forma natural. Algunas de ellas son:

  • Disco Rayado: repetir una y otra vez tu afirmación sin alzar la voz, de manera calmada, sin agresividad verbal y sin entrar en provocaciones.
  • Banco de Niebla: consiste en dar la razón a la persona, pero sin la intención inmediata de seguir discutiendo sobre el tema inicial para no agravarlo. Cuidando mucho el tono.
  • Técnica para el cambio: consiste en enfocar la discusión, es decir, se sale fuera del foco de la discusión para adoptar una visión global para que posibilite relativizar la propia discusión.
  • Técnica de la pregunta asertiva: tiene como punto de partida pensar que la crítica hecha por nuestro interlocutor es positiva. Así se consigue que la persona con la que se discute deje de ser tu enemigo para pasar a ser tu aliado. Para ello se formula una pregunta en la que se incide en la manera en cómo se puede
    mejorar.
  • Técnica de ignorar: cuando el interlocutor está muy nervioso, alterado o enfadado. Proponiendo dejar la conversación para otro momento.
  • Asertividad Positiva: consiste en expresar auténtico afecto y aprecio por otras personas. Uno se mantiene atento a lo bueno y valioso que hay en los demás y habiéndose dado cuenta de ello, la persona asertiva está dispuesta a reconocer generosamente eso bueno y valioso y comunicarlo de manera verbal y no verbal.
  • Asertividad Empática: permite entender, comprender y actuar basado en las necesidades de mi interlocutor, de igual manera permite que seamos entendidos y comprendidos.
  • Asertividad Confrontativa: resulta útil cuando percibimos una aparente contradicción entre las palabras y los hechos de nuestro interlocutor. Entonces se describe lo que el otro dijo que haría y lo que realmente hizo. Luego se expresa claramente lo que uno desea. Con serenidad en la voz y en las palabras, sin tono de acusación.

Si estás interesado en el entrenamiento asertivo y quieres consultar más información te puedes poner en contacto con nosotros.

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