Historia de un cerebro
Cuando llegué al mundo tenía ciertos surcos ya formados. A pesar de ello, eran muchas las hendiduras y conexiones que aún debía incorporar. Todo era nuevo, me dirigí hacia el mundo exterior para absorber como una esponja lo muchísimo que aún me faltaba. No crean que solo aprendí qué tenía que hacer y cómo conectarme