Tener un espacio de seguridad sin juicios
El contexto de la terapia supone la creación de un clima cálido, donde sentirte seguro para poder expresar tus más profundas emociones y pensamientos. La figura del psicólogo es un profesional del que nunca recibirás juicios sobre tus palabras y actos; por el contrario, el psicólogo tendrá siempre una actitud de escucha activa donde las opiniones y juicios subjetivos no tienen cabida.
Recibir una visión objetiva que te ayude a tomar perspectiva sobre tus dificultades emocionales
Unido al primer punto, la psicología es una ciencia que no se basa en la opinión que el profesional pueda tener sobre tus dificultades. El psicólogo es un analista de emociones, conductas y pensamientos, donde recogerá información para poder analizar todas las variables que están influyendo en el momento actual para cada persona.
El análisis de las dificultades emocionales no es un criterio subjetivo del profesional, se analiza toda la variabilidad de la persona de acuerdo a criterios ampliamente estudiados y establecidos científicamente. El psicólogo no es un juez, es un analista objetivo que puede ayudarte a poner en perspectiva diferentes variables que influyen en cómo te encuentras aquí y ahora, de las que quizás no eras consciente, para poder intervenir sobre ellas.
Darte tiempo para ti mismo
El tiempo dedicado a la terapia psicológica es una hora donde lo más importante es la persona que acude a la misma. No existe nada más importante en ese momento que el paciente con sus dificultades emocionales. En nuestra vida diaria, muchas veces perdemos ese tiempo importante que dedicarnos a nosotros mismos en pos de los que nos rodean y sus propias preocupaciones. Dedicar tiempo a uno mismo supone poder ahondar en nuestros pensamientos y sentimientos, ser conscientes de lo que no nos está ayudando a encontrarnos bien y poder ponerle solución.
Aprender a gestionar emociones
El mundo emocional es un mundo enrevesado. A lo largo de nuestra vida nos enseñan multitud de aprendizajes como leer, escribir, sumar, multiplicar… pero nadie nos enseña cómo entender ese mundo emocional. Para poder gestionar emociones es necesario, en primer lugar, ser capaces de identificar nuestras propias emociones. Una vez que somos capaces de identificarlas, el siguiente paso es comprenderlas para, en último lugar, poder gestionarlas. Ninguno de estos pasos es sencillo, pues como hemos señalado, es un aprendizaje que no nos han transmitido en nuestra educación. Los profesionales de la psicología estamos entrenados para poder ayudarte a identificar, comprender y gestionar emociones. De esa forma, podremos analizar en nosotros porqué nos sentimos de determinada manera y poder encontrar formas de transformar cómo nos sentimos.
Aprender herramientas para la solución de problemas
Ante cualquier problema o dificultad que entrañe el mundo emocional, la ciencia psicológica se ha dedicado desde su nacimiento a estudiar esas dificultades y desarrollar estrategias que ayuden a superarlas. En ese sentido, la psicología cuenta con multitud de herramientas para la solución de problemas. Estas herramientas no son estáticas, varían dependiendo de la persona y la dificultad. No valen para todos las mismas estrategias y por ello, el psicólogo tiene que adaptar las herramientas a cada persona particular. Cada caso que se le plantea al psicólogo es un reto distinto al anterior, donde tendrá que utilizar todos sus conocimientos para crear una intervención a medida del paciente.
Poder conocerte a ti mismo
Del análisis en terapia con el profesional de la psicología, se aprende a indagar en el mundo interior propio, ejercicio que no estamos acostumbrados a hacer. De ese análisis, cada persona aprende mucho de sí mismo, ya no sólo de porqué esas emociones están ahí y lo que significan sino también de fortalezas y debilidades, de valores adecuados e inadecuados, de estrategias que pensábamos que nos servían… En definitiva, de poder verte desde fuera, con mayor objetividad y desde una perspectiva crítica. Conocerse a uno mismo es un paso muy importante para poder establecer una relación sana, sabiendo lo que uno necesita y lo que no.
Generar una relación sana con uno mismo y con los demás
Una vez que hemos aprendido el porqué de nuestras emociones, las herramientas para solución de problemas y gestión emocional y hemos aprendido sobre nosotros mismos, estamos en la fase de poder generar primero una relación sana con uno mismo, para poder establecerla después con los demás. Es importante entender que, si uno no se cuida primero a sí mismo, es difícil que pueda estar bien con los demás. Por ello, en terapia psicológica, se pone el foco principal en la propia persona puesto que tú mismo eres la única persona con la que inevitablemente vivirás toda tu vida.
Crecer como persona
Cualquier aprendizaje supone cambios a niveles biológicos como son las conexiones cerebrales. Cuando aprendemos algo nuevo, nuestro cerebro se pone en funcionamiento para poder dar respuesta a esa nueva actividad. La activación y conexiones cerebrales provocan cambios estructurales en el cerebro. Un cerebro que aprende es un cerebro que se encuentra en constante cambio y movimiento. Esto nos permite crecer como personas. Si bien cualquier aprendizaje nos puede suponer crecer como personas, el hecho de aprender de uno mismo y el mejorar esa relación propia y con los demás, permite un crecimiento mayor. Son diferentes niveles de crecimiento, ambos válidos y valiosos para la vida. Sin embargo, qué pesará más en tu vida: ¿ser capaz de controlar tu ansiedad o saber más cosas sobre tu trabajo?
Tomar las riendas de tu vida
Aprender en terapia junto al profesional todo lo que hemos mencionado anteriormente, te permite ser el propio conductor de tu vida. Poner solución a esas dificultades y tener disponibles estrategias para gestionar lo que nos sucede, nos permite encontrarnos en paz con nosotros mismos y ser capaces de llevar el control o las riendas de nuestra vida. De este modo, yo soy capaz y puedo controlar lo que me ocurre sin que lo demás (pensamientos y emociones) me controle a mí.
Vivir el aquí y ahora
Vivimos en un mundo donde las preocupaciones por lo que me ocurrió ayer y lo que tengo pendiente para mañana nos alejan de poder disfrutar del momento presente. ¿Cuántas veces habéis dicho, a ver si llega el fin de semana, estando a lunes? Y con ese pensamiento sobre el fin de semana, os pasáis de lunes a viernes sin vivir las pequeñas cosas importantes que suceden esos días. La rueda sigue girando, pero si seguimos enfocándonos en lo que pasó y en lo que vendrá, estaremos dejando de vivir los únicos momentos que tenemos que son “ahora”.
Poder prestar atención plena al momento presente es un aprendizaje fundamental en terapia psicológica para realmente vivir todo lo que nos ocurre como si viéramos una película en HD, pudiendo captar hasta el más mínimo detalle.
¿Cuántas razones más necesitas para empezar a cambiar tu vida?