¿A qué se debe la ansiedad infantil?
La ansiedad infantil puede estar asociada a diferentes situaciones, entre otras: a situaciones sociales, manifestando “miedo a relacionarse” “vergüenza” “miedo a las críticas a ser rechazado”; a situaciones escolares, manifestando “ansiedad, agobio ante los exámenes” “miedo a suspender” “miedo al fracaso” “frustración”. Se pueden producir manifestaciones físicas como taquicardias, sudoración, sequedad de boca.
¿Cómo afrontar la ansiedad infantil?
Evaluación
En la evaluación del niño/a hay que recoger información tanto de los padres, del profesor como del niño. Esto se realiza mediante la entrevista con ellos y mediante diferentes cuestionarios. Siendo importante:
- En los niños/as: recoger información sobre las sensaciones, pensamientos que le están visitando asociado a esa ansiedad y ver cómo está respondiendo ante dichos eventos privados. Y qué consecuencias está consiguiendo con dichas estrategias de afrontamiento tanto a corto como a medio y largo plazo. Por ejemplo es frecuente que ante la ansiedad asociada a exámenes, aparezcan pensamientos como “no voy a aprobar” “miedo al fracaso” sensaciones de agobio, ansiedad como nudo o presión en el pecho, y mucho niños/as responden a estos eventos privados dándoles muchas vueltas a aquello que les preocupa, pueden imaginar los diferentes escenarios, anticipando lo que puede pasar. También pueden intentar distraerse para no sentirse así, con el móvil, jugando, dejando de estudiar. O hablar continuamente de sus inquietudes con los padres o hermanos, llorar. Con estas estas estrategias de forma inmediata puede que
consigan cierto alivio, desahogo sin embargo más a medio plazo dichas sensaciones vuelven a aparecer, se intensificar. Y comienzan los costes en los aspectos importantes de su vida: no están centrado en estudios, pérdida de tiempo, no avanzan, malos resultados académicos, etc. Es importante evaluar los costes que está teniendo en los diferentes ámbitos de su vida, la forma en la que afronta sus propios eventos privados y cómo se siente el niño/a para con esto. Explorar cuáles son sus hobbies, las cosas que le gustan, aquellas a las que le da valor. Y valorar también otras experiencias previas que el niño/a haya podido tener que pueda influir: experiencias de fracasos continuados en el colegio, profesora que continuamente le castiga o le dice lo que hace mal sin destacar aquello que si hace bien”, etc.
- En los padres: ver cómo reaccionan antes estos comportamientos del niño y ver qué consecuencias tiene esto en el comportamiento del niño. Siempre desde el intento de hacer lo mejor para sus hijos/as a veces los comportamientos de los padres lejos de facilitar un cambio de conducta en los niños, potencian o mantienen el comportamiento a eliminar. Por ejemplo: con la atención, continuas explicaciones o charlas: “no tienes que sentirte así, no pasa nada si suspender” “no lo pienses y estudia” etc.
- En los profesores: recoger información que nos puedan facilitar sobre la conducta del niño/a en el aula, con los compañeros, frente a las tareas escolares, etc. Y su reacción ante las conductas del niño/a. Qué medidas toma, si aplica refuerzos, si pone límites. Si refuerza las conductas adaptativas en el aula.

Aplicación del tratamiento
El tratamiento de la ansiedad infantil durante las sesiones terapéuticas, se realiza con:
- El niño: enseñarle a responder ante sus emociones y pensamientos de una forma que lleve él el mando y no darle ese poder a sus emociones. Todo ello asociado a los valores o cosas importantes para el niño (aprender, tener amigos con los que compartir, relacionarme, disfrutar, ayudar, etc).
- Marcar distancia con dichas emociones y pensamientos.
- Romper los bucles de rumia y preocupación cuando se produzcan.
- Exposición a sus propias emociones, con diferentes estrategias de autocontrol donde sea él quien elija hacer cosas en dirección a lo valioso y no dejarse llevar por dicha emoción o pensamientos. Por ejemplo: “ante la ansiedad y el miedo a suspender que aparece mientras está estudiando, notar dichas sensaciones, darse permiso para que estén, respirar hondo y seguir estudiando, en dirección a que ser ese estudiante responsable que quiere ser. Estudiar en ese momento, hacer ese tiempo productivo le va a aproximar a lo que quiere: aprobar, pasar de curso, hacer la carrera que quiere (más a largo plazo).
- Se pueden practicar técnicas de relajación.
- Con los padres: ayudarles a gestionar sus propios eventos privados (intranquilidad al ver así a su hijo/a, incertidumbre de cómo actuar, etc), respondiendo ante ellos de manera que ayuden a sus hijos en la propia gestión de sus emociones, dándoles estrategias para ello. Dejando que se expongan a esas sensaciones en aras a aprender a gestionarlas de forma autónoma. También es importante que normalicen esas emociones. No sean modelos de ansiedad, de conductas de evitación o incluso rumiativas, ancladas en la preocupación.
- Con los profesores: establecer pautas ante los comportamientos que se de en el aula que favorezca la disminución o eliminación de dicho comportamiento, y la ejecución del comportamiento adaptativo.
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Preguntas frecuentes sobre ansiedad infantil
¿Cuáles son los síntomas de ansiedad en niños?
La ansiedad en los niños puede manifestarse de varias formas, y los síntomas pueden variar según la edad, la personalidad y las circunstancias específicas del niño. Aquí se detallan algunos síntomas comunes de ansiedad en niños:
- Preocupación excesiva: Los niños pueden expresar temores y preocupaciones constantes sobre aspectos de su vida diaria, como la escuela, la seguridad de sus seres queridos o su propio bienestar.
- Irritabilidad: La ansiedad puede hacer que un niño se sienta irritable o tenga cambios de humor frecuentes.
- Problemas de sueño: Dificultades para conciliar el sueño, pesadillas o despertares nocturnos pueden ser indicativos de ansiedad.
- Cambios en el apetito: La ansiedad puede afectar los patrones alimenticios, causando pérdida de apetito o, en algunos casos, comer en exceso.
- Quejas físicas: Los niños con ansiedad a menudo reportan síntomas físicos como dolores de estómago, dolores de cabeza, náuseas o fatiga, especialmente en situaciones que les generan estrés.
- Evitación: Pueden evitar situaciones o actividades que les provocan ansiedad, como ir a la escuela, interactuar con compañeros o participar en eventos sociales.
- Necesidad de reaseguramiento: Los niños ansiosos pueden necesitar constantemente reaseguramiento de sus padres o maestros sobre su desempeño o seguridad.
- Dificultades en el rendimiento escolar: La ansiedad puede afectar la concentración, la memoria y la capacidad de aprendizaje, lo que puede reflejarse en el rendimiento escolar.
- Comportamientos de apego: Especialmente en niños más pequeños, la ansiedad puede manifestarse como miedo a separarse de los padres o cuidadores.
- Retroceso en el desarrollo: En algunos casos, la ansiedad puede llevar a un retroceso en áreas del desarrollo, como volver a tener accidentes de orina después de haber logrado el control de esfínteres.
Es importante recordar que todos los niños experimentan ansiedad en algún momento, y algunos signos de ansiedad pueden ser parte del desarrollo normal. Sin embargo, si los síntomas son persistentes, severos o interfieren con la vida diaria del niño, es crucial buscar la orientación de un profesional de la salud mental para una evaluación y, si es necesario, un tratamiento adecuado.

¿Qué hacer para calmar la ansiedad de un niño?
Para calmar la ansiedad en un niño, es esencial adoptar un enfoque comprensivo y proactivo que brinde apoyo y fomente la resiliencia. Aquí te presento algunas estrategias que pueden ser útiles:
- Escucha y valida sus sentimientos: Permítele expresar sus temores y preocupaciones sin juzgarlo. Reconocer y validar sus sentimientos le ayuda a sentirse comprendido y apoyado.
- Establece una rutina: La estructura y la previsibilidad pueden proporcionar una sensación de seguridad a los niños. Intenta mantener horarios regulares para las comidas, el juego, y el sueño.
- Enseña técnicas de relajación: Técnicas como la respiración profunda, la relajación muscular progresiva o la visualización pueden ayudar al niño a manejar la ansiedad. Prácticalas juntos para que pueda utilizarlas cuando se sienta ansioso.
- Fomenta la expresión a través del juego o el arte: Estas actividades pueden proporcionar una vía para que los niños expresen sus sentimientos y alivien el estrés.
- Promueve la actividad física: El ejercicio puede ser un excelente antídoto contra la ansiedad. Anime al niño a participar en actividades físicas que disfrute.
- Enseña habilidades de afrontamiento: Ayuda al niño a identificar estrategias específicas que puede usar cuando se sienta ansioso, como hablar con un adulto, escribir sobre sus sentimientos o distraerse con una actividad placentera.
- Mantén la calma: Los niños a menudo toman como modelo las reacciones de los adultos. Mantener la calma ante situaciones estresantes puede enseñarles a manejar mejor su propia ansiedad.
- Establece expectativas realistas: Anima al niño a enfrentar sus miedos gradualmente, pero no lo fuerces a situaciones que le generan una gran ansiedad de manera abrupta.
- Crea un ambiente tranquilo en casa: Un hogar que es un refugio seguro puede ayudar a reducir la ansiedad del niño. Esto incluye tener un espacio dedicado donde el niño pueda sentirse tranquilo y seguro.
- Considera buscar ayuda profesional: Si la ansiedad del niño es intensa o persistente, puede ser útil buscar el consejo de un profesional de la salud mental. Un terapeuta puede proporcionar estrategias y apoyo adicional para manejar la ansiedad.
Al abordar la ansiedad, es vital recordar que cada niño es único, y lo que funciona para uno puede no ser efectivo para otro. La paciencia, la comprensión y el apoyo continuo son clave en el proceso de ayudar al niño a desarrollar la resiliencia y las habilidades necesarias para manejar la ansiedad.
¿Cómo se puede detectar la ansiedad?
Detectar la ansiedad, especialmente en sus etapas iniciales, puede ser desafiante, ya que a menudo se manifiesta a través de una variedad de síntomas físicos, emocionales y conductuales. Aquí te ofrezco algunas pautas generales para reconocer la ansiedad en ti mismo o en otros:
- Síntomas emocionales: Los signos emocionales de la ansiedad pueden incluir sentimientos persistentes de nerviosismo, tensión o pánico, preocupación excesiva por situaciones que no parecen justificar tal nivel de preocupación, y dificultad para controlar la preocupación.
- Síntomas físicos: La ansiedad puede manifestarse físicamente de diversas maneras, como palpitaciones del corazón, sudoración, temblores, fatiga, dolores de cabeza, molestias gastrointestinales, y dificultad para respirar.
- Cambios conductuales: Las personas con ansiedad pueden evitar situaciones que les provocan miedo o preocupación, mostrar irritabilidad, tener dificultades con la concentración, o experimentar cambios en sus patrones de sueño o alimentación.
- Reacciones desproporcionadas: Una respuesta de ansiedad que parece desproporcionada en relación con la situación o el estímulo desencadenante puede ser un signo de un trastorno de ansiedad.
- Dificultades en la vida diaria: La ansiedad se convierte en un problema cuando interfiere significativamente con la capacidad de una persona para funcionar en el trabajo, la escuela, o en sus relaciones personales.
- Persistencia: Mientras que la ansiedad es una respuesta normal al estrés y puede ser transitoria, la ansiedad que es persistente y dura varias semanas o más puede indicar la presencia de un trastorno de ansiedad.
Si sospechas que tú o alguien cercano puede estar experimentando ansiedad, es importante no diagnosticarse a sí mismo o intentar manejarlo sin ayuda. Hablar con un profesional de la salud mental puede proporcionar un diagnóstico adecuado y sugerir opciones de tratamiento efectivas. Los profesionales pueden utilizar evaluaciones clínicas, como entrevistas y cuestionarios, para determinar la presencia y el tipo de ansiedad, y desarrollar un plan de tratamiento adecuado.