¿Te manejas bien en la incertidumbre? Nos pasamos la vida esperando el fin de semana, el verano, volver a ver a ese amigo/a que vive lejos, etc. Tenemos la necesidad de planificar, organizar y estructurar nuestra vida para motivarnos en nuestro día a día, para darle sentido a nuestro presente.
Estamos constantemente viviendo en lo que vendrá, anticipándonos, haciendo intentos por controlar lo que nos rodea. Necesitamos tener certeza y creemos que las cosas tan solo son buenas o malas, evitamos sentir emociones que nos desagradan e idealizamos y generamos expectativas de futuro.
¿Qué ocurre cuando no puedo planificar?
Definimos la incertidumbre como aquella situación de la que tenemos un conocimiento limitado. Aquellas personas que no poseen la cualidad de tolerar la incertidumbre están en constante preocupación por lo que vendrá, y son incapaces de asumir el riesgo a lo impredecible, generando creencias irracionales que van más allá de la lógica.
Personas con intolerancia a la incertidumbre
La persona con intolerancia a la incertidumbre tiende a revisar constantemente que todo esté en perfectas condiciones y que no haya errores. Lo deja todo por escrito, lo repasa y no permite que nadie haga sus tareas. Se encarga de todo para tener el máximo control y para estar todo el tiempo ocupado y distraído.
A lo largo de los años, nos han convencido de que la incertidumbre es algo negativo, y por ello, luchamos a toda costa para eliminarla o evitarla, lo que nos lleva a frustración, desesperación y bloqueo, pues no podemos saberlo todo, ni controlarlo todo, ni tampoco existe un solo camino que esté libre de incertidumbre.

La incertidumbre
El estado natural y permanente del ser humano es la incertidumbre, que aunque puede generar miedo, también puede tratarse de una fuente de libertad y de oportunidades. Se trata de un estado favorable en cuanto a que, si viviéramos en un mundo de absoluta certeza y seguridad, no dejaríamos de ser esclavos de nuestro propio destino.
¿Acaso leeríamos siempre libros de los que conocemos el final o nos emocionaría igual una fiesta sorpresa si ya estuviéramos avisados? Tampoco solemos querer saber el regalo que recibiremos por nuestro cumpleaños o el final de una película.
El asombro de encontrarte por casualidad con alguien a quién no veías en mucho tiempo también suele resultar una sorpresa positiva para nosotros. Un estudio de la Universidad de Chicago señala que las personas se emocionaban más y trabajaban más, cuando desconocían la recompensa que les esperaba.
Estrategias contra la incertidumbre
Entre algunas de las estrategias que podemos emplear para lidiar con la incertidumbre, destacamos:
- Reconocer que no se puede controlar todo. La vida está llena de imprevistos e incógnitas. Ni siquiera es posible conocer el alcance de nuestros actos, pues no podemos controlar cómo pueden reaccionar otros al respecto.
- Aceptar que la vida es cambio. Crecemos y evolucionamos del mismo modo que lo hace todo a nuestro alrededor. Aceptar no significa estar absolutamente de acuerdo con la situación que se nos presenta, sino que tiene que ver con dejar de intentar cambiar lo que ocurre en nuestro alrededor a base de enfadarnos y de culpar a la situación o a otras personas.
- Escuchar y gestionar adecuadamente nuestras emociones, y manifestar una actitud adecuada a la situación.
- Afrontar miedos e inseguridades. Exponerse a situaciones, lugares, eventos, personas y/o decisiones que se podrían estar evitando.
- Buscar la información justa y necesaria, y que provenga de fuentes fiables. Encontrar un equilibrio entre la desconexión total y la comprobación compulsiva es esencial para nuestra salud mental. Desafortunadamente, nuestro entorno no se volverá mas controlable por mucho que refresquemos la página de noticias cada cinco minutos.
- Cuidar nuestro diálogo interno y ganar flexibilidad cognitiva.
- Desarrollar paciencia. La espera activa nos permite ver las cosas con más sosiego, dedicar tiempo a la introspección, dejar hablar a la intuición, fortalecer nuestra confianza, vivir sin angustiarnos por la duda de no saber y decidir con mayor sabiduría.
Preguntas frecuentes sobre la incertidumbre
¿Cómo aprender a manejar la incertidumbre?
Aprender a manejar la incertidumbre es una habilidad valiosa, especialmente en un mundo donde el cambio y lo inesperado son constantes. La incertidumbre puede generar ansiedad y estrés, pero con las estrategias adecuadas, puedes mejorar tu capacidad para afrontarla. Aquí te ofrezco algunas técnicas y enfoques que puedes practicar:
- Aceptación: Reconoce que la incertidumbre es una parte natural de la vida. Intentar controlar lo incontrolable solo aumenta la ansiedad. Aceptar que no puedes tener todas las respuestas o prever todos los resultados te permite liberar la necesidad de control absoluto.
- Enfócate en el presente: La ansiedad por la incertidumbre a menudo está arraigada en preocupaciones sobre el futuro. Practica la atención plena o mindfulness para centrarte en el momento actual, lo que puede ayudarte a reducir la preocupación por lo que está por venir.
- Identifica lo que puedes controlar: Diferencia entre lo que está dentro de tu control y lo que no lo está. Enfoca tu energía y esfuerzos en acciones y pensamientos que puedes influir, y trata de soltar aquellos que están más allá de tu control.
- Desarrolla la tolerancia a la ambigüedad: Puedes aumentar tu tolerancia a la incertidumbre exponiéndote gradualmente a situaciones inciertas en dosis manejables. Con el tiempo, esto puede ayudarte a sentirte más cómodo con lo desconocido.
- Mantén una rutina: Tener una rutina diaria puede proporcionar una sensación de normalidad y previsibilidad en medio de circunstancias inciertas. Esto puede ser especialmente reconfortante cuando te sientes abrumado por lo desconocido.
- Cuida tu salud mental y física: El ejercicio regular, una dieta equilibrada, el sueño adecuado y las prácticas de relajación pueden mejorar tu resiliencia general y tu capacidad para manejar la incertidumbre.
- Practica la flexibilidad cognitiva: Desarrollar la capacidad de adaptar tus pensamientos y comportamientos a situaciones nuevas o inesperadas puede ayudarte a manejar mejor la incertidumbre. Esto incluye ser abierto a cambiar de opinión o enfoque cuando la situación lo requiera.
- Refuerza tu red de apoyo: Hablar sobre tus sentimientos y preocupaciones con amigos, familiares o profesionales puede proporcionarte nuevas perspectivas y aliviar la carga emocional de la incertidumbre.
- Establece objetivos a corto plazo: En tiempos de incertidumbre, establecer y alcanzar objetivos a corto plazo puede darte una sensación de logro y control, lo que puede ser empoderador.
- Considera la terapia: Si la incertidumbre te causa un estrés significativo o ansiedad, hablar con un terapeuta puede proporcionarte estrategias adicionales para afrontarla y mejorar tu bienestar emocional.
Aprender a manejar la incertidumbre es un proceso que requiere tiempo y práctica. Ser paciente y compasivo contigo mismo mientras desarrollas estas habilidades es crucial en este proceso de adaptación y crecimiento.

¿Cómo se puede afrontar la incertidumbre?
Afrontar la incertidumbre implica desarrollar estrategias y habilidades que te permitan manejar la ansiedad y el estrés que puede generar no saber qué depara el futuro. Aquí te ofrezco algunas estrategias efectivas para afrontar la incertidumbre:
- Aceptación: Reconoce y acepta que la incertidumbre es parte inherente de la vida. Aceptar no implica resignación, sino entender que no siempre podemos tener control sobre los resultados futuros y que eso está bien.
- Concentración en el presente: Practica la atención plena o mindfulness para centrarte en el aquí y el ahora. Esto puede ayudarte a reducir la preocupación por el futuro y a apreciar el momento actual.
- Identificación de preocupaciones controlables: Distingue entre lo que puedes controlar y lo que no. Enfoca tus esfuerzos en las áreas de tu vida donde puedes efectuar cambios y trata de soltar las preocupaciones sobre aspectos que están fuera de tu alcance.
- Desarrollo de la resiliencia: La resiliencia te ayuda a adaptarte y recuperarte frente a la incertidumbre. Esto incluye mantener una actitud positiva, cuidar tu bienestar físico y emocional, y buscar el aprendizaje y crecimiento personales a través de las experiencias desafiantes.
- Planificación flexible: Establece planes y objetivos, pero sé flexible en tu enfoque. Aceptar que los planes pueden necesitar ajustes te permite adaptarte mejor a los cambios y te prepara para manejar diferentes escenarios.
- Reducción de la sobreestimación de peligros: A menudo, nuestra mente tiende a sobreestimar la probabilidad y la gravedad de los resultados negativos. Trabaja en cuestionar y reevaluar estas predicciones catastróficas para desarrollar una perspectiva más equilibrada.
- Fortalecimiento de tu red de apoyo: Compartir tus sentimientos y preocupaciones con amigos, familiares o profesionales puede aliviar la ansiedad relacionada con la incertidumbre y proporcionarte apoyo y consejos útiles.
- Práctica de la auto-compasión: Sé amable contigo mismo y reconoce que es normal sentirse incómodo o ansioso frente a la incertidumbre. La autocrítica solo aumenta el estrés y dificulta la adaptación.
- Establecimiento de rutinas: Las rutinas diarias pueden ofrecer un sentido de estructura y normalidad en medio del caos. Establecer y mantener hábitos saludables puede proporcionarte un ancla emocional.
- Consulta con un profesional: Si la incertidumbre se vuelve abrumadora y afecta significativamente tu calidad de vida, considera buscar la ayuda de un terapeuta o consejero.
Implementar estas estrategias no eliminará la incertidumbre, pero puede aumentar tu capacidad para manejarla de manera más efectiva, reduciendo su impacto en tu bienestar emocional y ayudándote a navegar por la vida con mayor confianza y serenidad.
¿Qué provoca la incertidumbre en las personas?
La incertidumbre en las personas puede ser provocada por una variedad de factores y situaciones que generan dudas sobre el futuro o la falta de control sobre los eventos venideros. A continuación, detallo algunas de las causas comunes que pueden provocar sentimientos de incertidumbre:
- Cambios en la vida personal o profesional: Eventos como mudarse a una nueva ciudad, cambiar de empleo, comenzar o terminar una relación, o enfrentar cambios en la salud personal o de un ser querido pueden crear incertidumbre sobre el futuro.
- Situaciones globales o comunitarias: Crisis económicas, desastres naturales, pandemias, conflictos políticos o sociales, y otros eventos a gran escala pueden generar incertidumbre colectiva sobre la seguridad, la estabilidad y el futuro.
- Falta de información: No tener suficiente información o tener información contradictoria sobre una situación puede hacer que sea difícil tomar decisiones o anticipar resultados, generando incertidumbre.
- Transiciones vitales: Etapas de transición, como la adolescencia, la entrada a la universidad, la jubilación o la paternidad, pueden plantear preguntas sobre la identidad, el propósito y el futuro, conduciendo a la incertidumbre.
- Inestabilidad financiera: La inseguridad laboral, las deudas, la inestabilidad del mercado o la falta de recursos económicos pueden provocar incertidumbre sobre la capacidad de satisfacer las necesidades básicas o alcanzar metas a largo plazo.
- Decisiones importantes: Tomar decisiones significativas, especialmente cuando implican riesgos o consecuencias desconocidas, puede ser una fuente importante de incertidumbre.
- Tecnología y cambio: El rápido avance tecnológico y el cambio constante en muchos sectores pueden generar incertidumbre sobre la adaptación, la relevancia de las habilidades actuales y el futuro del trabajo.
- Salud y bienestar: Diagnósticos médicos, la salud de seres queridos, o la propia incertidumbre sobre la salud y la longevidad pueden ser fuentes significativas de preocupación.
- Relaciones interpersonales: La dinámica en las relaciones, como la confianza, la comunicación y la compatibilidad, puede crear incertidumbre en las interacciones personales y en cómo se desarrollarán estas relaciones.
La forma en que cada persona maneja la incertidumbre varía ampliamente y está influenciada por factores como la personalidad, las experiencias previas, el apoyo social y las estrategias de afrontamiento. Entender las causas de la incertidumbre puede ser el primer paso para desarrollar enfoques efectivos para manejarla y reducir su impacto en la vida diaria.

¿Qué es el miedo a la incertidumbre?
El miedo a la incertidumbre, a menudo llamado intolerancia a la incertidumbre, se refiere a la tendencia de una persona a percibir situaciones inciertas como amenazantes o intolerables, experimentando una ansiedad significativa cuando se enfrenta a la posibilidad de que ocurran eventos desconocidos o inesperados. Esta sensación no solo implica el miedo a lo desconocido en sí mismo, sino también a la incapacidad de predecir o controlar los eventos futuros, lo que puede llevar a un esfuerzo excesivo por buscar certezas en situaciones donde esto es imposible o poco práctico.
La intolerancia a la incertidumbre está vinculada con varios trastornos de ansiedad y puede manifestarse en varios comportamientos y patrones de pensamiento, como:
- Evitación: Las personas con alta intolerancia a la incertidumbre a menudo evitan situaciones que perciben como inciertas o donde el resultado no está garantizado, lo que puede limitar su experiencia y crecimiento personal.
- Preocupación excesiva: Puede haber una tendencia a preocuparse en exceso por el futuro, anticipando todos los posibles resultados negativos, incluso cuando estos son improbables.
- Necesidad de control: Puede existir un deseo intenso de controlar los entornos y los resultados, intentando mitigar cualquier incertidumbre, lo cual puede llevar a comportamientos compulsivos o de comprobación.
- Dificultad con la toma de decisiones: La ambigüedad o la falta de información completa puede paralizar la toma de decisiones, ya que el individuo puede sentirse incapaz de elegir por temor a los resultados inciertos.
- Malestar psicológico: La intolerancia a la incertidumbre puede causar niveles significativos de estrés, ansiedad e incluso contribuir al desarrollo de trastornos como la ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo-compulsivo o la depresión.
El tratamiento para el miedo a la incertidumbre a menudo implica terapias como la cognitivo-conductual, que ayudan a las personas a identificar, desafiar y cambiar los patrones de pensamiento que sustentan la intolerancia a la incertidumbre. También se pueden emplear estrategias para mejorar la tolerancia a la ambigüedad, desarrollar habilidades de afrontamiento para manejar la ansiedad y fomentar la aceptación de que la incertidumbre es una parte inherente de la vida.
El ser humano está expuesto a la incertidumbre desde el nacimiento hasta su muerte. Intentar tener el control de nuestra vida o la búsqueda constante de certezas, genera un exceso de preocupación que nos puede generar malestar emocional.
Si bien es cierto que existen numerosas herramientas que nos ayudan a enfrentarnos a lo desconocido, es fundamental conocernos, indagar en nuestro pensamiento para poder reeducarle, y potenciar así los recursos que todos llevamos dentro.
Si dudas a cerca de que tu nivel de malestar es desadaptativo para ti y para el contexto que te rodea, te recomendamos buscar ayuda profesional.





