Ya hemos hablado de cómo el estrés es una alarma que activa todos los recursos del organismo para hacer frente a esa demanda. El estrés es un mecanismo de supervivencia que apareció en la evolución de las especies para responder ante los peligros que amenazaban la vida. Hoy en día, el estrés nos avisa de situaciones que si bien no todas ponen en peligro nuestra supervivencia si tienen consecuencias sobre nuestro bienestar. Los peligros a los que nos enfrentamos actualmente van relacionados con problemas familiares, carga de trabajo, broncas de los jefes… etc.
El estrés al ser una sobreactivación que consume muchos recursos de nuestro organismo, también afecta a los procesos mentales o cognitivos.
La atención
La atención es un proceso cognitivo limitado, es decir, los recursos disponibles para los procesos atencionales no son infinitos. La atención se divide para hacer frente a las tareas de nuestro día a día: hacer un trabajo a la vez que atiendo a mi familia y estoy pendiente de la olla en el fuego. Si mantenemos la activación por estrés durante mucho tiempo acaba por “robar” recursos que estaban destinados a otras funciones como por ejemplo la atención. Nos daremos cuenta de que en momentos de estrés mantenido en el tiempo estamos desconcentrados, con todos esos recursos puestos en nuestras preocupaciones.
La memoria
La memoria es otro proceso cognitivo del que la demanda de estrés toma recursos. Si ya nuestra memoria es limitada, cuando sometemos a nuestro cuerpo a un estrés sostenido, ésta falla de forma más habitual y cometemos más despistes “tontos” de los que cometeríamos sin
estrés.

Mundo emocional
También se ve afectado nuestro mundo emocional. Éste se ve regulado por estructuras y procesos mentales. El hipotálamo es el área del cerebro que, a través de hormonas y conexiones neuronales, controla las emociones. En una situación de estrés de larga duración, el funcionamiento del hipotálamo se ve afectado, trabaja a un nivel más alto de lo habitual y finalmente se acaba descontrolando. Por ello, habrás notado como ante esta situación aparece más irritabilidad, más cambios de humor, como si fuera una montaña rusa.
Tal demanda de recursos y tal alto nivel de trabajo de todos los procesos mentales ante la situación de sobreactivación por estrés, provoca un agotamiento de recursos en el organismo.
Repercusiones en el organismo
A parte de que todas nuestras funciones cognitivas se vean afectadas, el organismo se cansa, como si hubieras corrido una maratón.
Si bien es verdad que una activación media de estrés, no mantenida durante largo tiempo, puede favorecer una mejora en el rendimiento mental, cuando ésta se convierte en sobreactivación mantenida empeora con creces nuestro funcionamiento.
Estrategias que aplicamos para el estrés
Las consecuencias tanto a nivel fisiológico como a nivel mental del estrés en nuestro organismo son suficientemente importantes para aprender a gestionarlo de manera adecuada, por lo que, a continuación, mencionamos algunas de las estrategias que utilizamos en terapia:
– Relajación
– Cambio en los hábitos de vida: cambiar el foco atencional, realizar ejercicio, aprender conductas alternativas para la canalización del estrés, entrenamiento en habilidades sociales, expresión emocional, asertividad…
– Cambiar el estilo de pensamiento reduciendo los pensamientos irracionales en pos de
creencias más funcionales.
-Atención plena al momento presente: poner nuestro foco en la vivencia del hoy, dejando de centrarnos por completo en la rumia de lo que hice ayer y las preocupaciones por lo que pasará mañana.
– Búsqueda de apoyo social: desarrollo de autoestima y competencia social, habilidades de comunicación…
¡Cuéntanos tus experiencias con el estrés y recuerda que estamos aquí para ayudarte con las mejores estrategias para hacerle frente!
Preguntas frecuentes sobre procesos mentales
¿Cuáles son los 4 procesos mentales?
Los procesos mentales, también conocidos como procesos cognitivos, son las operaciones internas del cerebro que nos permiten percibir, pensar, entender y reaccionar al mundo que nos rodea. Aunque hay varios procesos mentales involucrados en la cognición humana, cuatro fundamentales son la percepción, la memoria, el pensamiento y el lenguaje. Estos procesos están interconectados y trabajan juntos para facilitar nuestras funciones cognitivas y nuestra interacción con el entorno.
1. Percepción La percepción es el proceso por el cual interpretamos y organizamos la información sensorial para entender nuestro entorno. Incluye la capacidad de reconocer patrones, objetos y situaciones a partir de estímulos visuales, auditivos, táctiles, olfativos y gustativos. La percepción nos permite tomar la información que nuestros sentidos recogen y convertirla en una experiencia coherente y significativa.
2. Memoria La memoria es el proceso de codificar, almacenar y recuperar información. Se puede dividir en diferentes tipos, como la memoria a corto plazo (o memoria de trabajo), que retiene información por un corto período, y la memoria a largo plazo, que es nuestra capacidad de conservar y recuperar información durante períodos prolongados. La memoria es fundamental para el aprendizaje, ya que nos permite retener conocimientos y experiencias pasadas para usarlos en situaciones futuras.
3. Pensamiento El pensamiento abarca los procesos mentales que usamos para procesar información, formular ideas, resolver problemas, tomar decisiones y reflexionar. Incluye habilidades como el razonamiento (deductivo e inductivo), la abstracción, la generalización, y la síntesis. El pensamiento nos permite interpretar y manipular información mentalmente, facilitando la adaptación a nuevas situaciones y la resolución de desafíos.
4. Lenguaje El lenguaje es un sistema complejo de comunicación que nos permite expresar pensamientos, emociones, ideas y experiencias a través de palabras, signos o símbolos. Incluye la habilidad para comprender y producir lenguaje hablado, escrito y no verbal. El lenguaje es esencial para la interacción social, el intercambio de información y el pensamiento abstracto. Estos cuatro procesos mentales son fundamentales para nuestra capacidad de funcionar y navegar en el mundo. A través de ellos, interpretamos nuestra realidad, aprendemos de nuestras experiencias, nos comunicamos con otros y resolvemos problemas. La interacción entre estos procesos refleja la complejidad de la cognición humana y subraya la importancia de cada uno en nuestra vida diaria.
¿Qué procesos mentales se involucran las emociones?
Las emociones están íntimamente relacionadas con diversos procesos mentales, y su estudio es central en la psicología cognitiva y afectiva. Las emociones no solo son respuestas a estímulos internos o externos, sino que también afectan y son afectadas por nuestros pensamientos, percepciones, y memoria. Aquí se detallan algunos de los procesos mentales principales que interactúan con las emociones:
1. Percepción La percepción juega un papel crucial en la identificación de estímulos que pueden desencadenar emociones. Cómo interpretamos un evento, objeto o situación a través de nuestros sentidos puede influir directamente en nuestra respuesta emocional. La percepción emocional también incluye la capacidad de reconocer las emociones en otros, como interpretar expresiones faciales o el tono de voz, lo que es fundamental para la empatía y las interacciones sociales.
2. Atención Las emociones pueden afectar significativamente a dónde dirigimos nuestra atención. Tendemos a prestar más atención a estímulos que consideramos emocionalmente significativos o relevantes. Por ejemplo, las emociones negativas como el miedo pueden hacer que nos centremos más en potenciales amenazas. Este sesgo de atención hacia información emocional puede influir en cómo procesamos nuestro entorno y tomamos decisiones.
3. Memoria La memoria está estrechamente vinculada a las emociones. Tendemos a recordar mejor los eventos emocionalmente cargados que los neutrales. Las experiencias emocionales fuertes pueden crear recuerdos más vividos y duraderos, un fenómeno conocido como «memoria emocional». Sin embargo, la intensidad de la emoción también puede sesgar nuestros recuerdos, afectando cómo los codificamos y recuperamos.
4. Pensamiento y Razonamiento Las emociones influyen en nuestros procesos de pensamiento y razonamiento. Pueden afectar nuestra capacidad para resolver problemas y tomar decisiones. Por ejemplo, la felicidad puede aumentar la creatividad y la apertura a nuevas ideas, mientras que la ansiedad puede limitar nuestra capacidad de concentración y llevar a decisiones más cautelosas o evitar riesgos.
5. Aprendizaje Las emociones juegan un papel fundamental en el aprendizaje, ya que los eventos emocionales suelen ser más recordados que los neutrales. Las respuestas emocionales pueden reforzar ciertos comportamientos o asociaciones a través del condicionamiento clásico o operante, influyendo así en cómo aprendemos de nuestras experiencias.
6. Motivación Las emociones son un componente clave de la motivación, impulsándonos a actuar de ciertas maneras. Las emociones positivas pueden motivarnos a perseguir objetivos o actividades, mientras que las emociones negativas pueden motivarnos a evitar situaciones peligrosas o desagradables. Estos procesos no funcionan de manera aislada, sino que interactúan entre sí de formas complejas, lo que refleja la integración de las emociones en nuestra cognición y comportamiento. Entender cómo las emociones se entrelazan con estos procesos mentales es crucial para apreciar la amplitud de su impacto en nuestra vida diaria y bienestar.

¿Cuántos procesos mentales existen?
La cantidad de procesos mentales reconocidos puede variar según las perspectivas teóricas y el enfoque dentro de la psicología y las ciencias cognitivas. No hay un consenso universal sobre un número específico, ya que la cognición humana es compleja y multifacética, involucrando una amplia gama de funciones y operaciones mentales. Sin embargo, se pueden identificar varios procesos mentales clave que son fundamentales para entender cómo procesamos la información, tomamos decisiones y interactuamos con el mundo. Estos incluyen, pero no se limitan a:
Percepción: El proceso de interpretar y organizar la información sensorial para comprender el entorno.
Atención: La capacidad de concentrarse en ciertos estímulos o pensamientos mientras se ignoran otros.
Memoria: La función de codificar, almacenar y recuperar información.
Pensamiento: Involucra el procesamiento de información para formar conceptos, razonar, solucionar problemas, y tomar decisiones.
Lenguaje: La habilidad para comprender y producir lenguaje, permitiendo la comunicación de ideas y emociones.
Aprendizaje: El proceso de adquirir nuevos conocimientos o modificar y reforzar conocimientos existentes.
Emoción: Las respuestas afectivas a estímulos que son interpretados por nuestros procesos cognitivos.
Conciencia: La experiencia subjetiva de ser consciente de uno mismo y del entorno.
Intuición: La capacidad de entender algo de inmediato, sin la necesidad de razonamiento consciente.
Creatividad: La habilidad para generar ideas, soluciones o productos nuevos y originales.
Motivación: Los procesos que incitan y dirigen nuestro comportamiento hacia metas o necesidades específicas. Además de estos, existen otros procesos y subprocesos, como el juicio, la toma de decisiones, la planificación, y la regulación emocional, que también juegan roles importantes en la cognición y el comportamiento humano. La interacción entre estos procesos permite una compleja gama de funciones humanas, desde tareas cotidianas hasta logros creativos y analíticos avanzados. La investigación en psicología cognitiva, neurociencia y disciplinas relacionadas continúa explorando y descubriendo la complejidad de estos procesos, cómo se interrelacionan y se ven afectados por factores biológicos, ambientales y sociales.





